Boda y cumpleaños INOLVIDABLES – Parte 1

Estaba tomando unos días de vacaciones en una de las islas Canarias y esperando que la empresa donde trabajaba me llame para informarme la fecha de mi fin de contrato o la ampliación del mismo. Además esperaba la llamada de una de mis mejores amigas para confirmarme la fecha de su boda y poder decirle si voy o no voy. No quería pensar en todo eso ya que estaba en un lugar muy bonito, frente al mar, un clima espectacular, buenos amigos, buena comida…

Era el mes de Abril y mi amiga pensaba casarse entre el mes de Junio o Julio, yo soñaba con poder estar en su boda ya que nunca había visitado Israel y hacía mucho tiempo que no la veía, pero mientras la empresa no me informaba nada, no podía comprar mi vuelo ni hacer las reservas necesarias.

Finalmente el móvil sonó, era mi jefe, me llamaba para informarme que lamentablemente la empresa no podía renovar los contratos de muchos de los trabajadores y que la fecha final sería el 30 de Mayo, mucho más pronto de lo que imaginaba. La noticia no me sorprendió del todo, era una de las posibilidades más grandes ya que España no se encontraba (ni se encuentra) económicamente muy bien. Le agradecí la información y decidí respirar y disfrutar de mis vacaciones. En ese mismo instante, mi amiga me llamó y me dice que finalmente la fecha de su boda es el último fin de semana de Junio y que sería muy feliz si puedo disfrutar junto a ella uno de sus días más importantes de su vida. “Haré todo lo posible” –  le dije – “tan pronto tenga algo decidido te confirmo mi asistencia o no”

Por dos minutos pensé, “cuidado, no es momento de gastar ahora que sabes que te quedas sin trabajo, especialmente porque un vuelo desde Barcelona a Tel-Aviv puede costar unos 400€” pero como siempre, me dejé llevar por mi corazón, mis ganas, mis sueños, mi “irresponsabilidad” ;-). Me conecté a Internet y busqué: Barcelona – Tel-Aviv y de pronto, ahí estaba, un vuelo en oferta, por 8 días, boda y mi cumpleaños incluidos, precio? Increíblemente a sólo 180€. Presioné comprar y no pensé más. Llamé a mi amiga de Tel-Aviv y le conté mi decisión, no saben lo feliz que me hizo oír su reacción, sus palabras, su alegría.

Ya tenía fecha de fin de trabajo, fecha de vuelo para la boda y mi cumpleaños en un país que nunca imaginé visitar solucioné varias cosas en un solo día así que disfruté de mis vacaciones en la playa sin más problemas, sin pensar que pasará más adelante, lo que pase luego tendrá que pasar y lo pensaré en su momento.

En el mes de Junio, en la playa de Barcelona conocí a una persona, entre broma y broma con unos amigos, un chico que estaba de vacaciones en la ciudad. Al preguntarle de donde era (pregunta muy común en Barcelona) me responde “de Tel-Aviv”, increíble!! Me quedé sorprendido de las casualidades de la vida, faltando 3 semanas para mi viaje a Tel-Aviv conozco a alguien de esa ciudad. Mejor aún, luego de incluirlo a nuestro grupo, salidas, paseos por la ciudad y unas cuantas copas, le comenté que ya nos veríamos en su ciudad y me ofreció recogerme en el aeropuerto y llevarme hasta la casa de mi amiga (lamentablemente llegaba a la media noche un día antes de la boda y mi amiga no podía recogerme por razones obvias) así que acepté su propuesta, estaba totalmente agradecido por haberme solucionado ese pequeño problema que tenía.

Al llegar el día del vuelo, tenía todo listo en mi equipaje, ropa de verano (la boda era informal así que no necesitaba un traje), cámara de fotos y mucha, mucha ilusión… viajaba a unos de los países más lejanos y muy diferente al mío. Conocer culturas nuevas es una de mis pasiones, conocer gente nueva es casi como un alimento para mí y estar presente en la boda de una de las amigas que más quiero, no tenía precio. Antes de embarcar pasamos un control bastante incómodo, personas de Israel haciendo preguntas sobre mi viaje, el porqué, donde me alojaría, cuantos días duraría mi estancia. Luego tomaron mi pasaporte (el Español) y vieron que había tenido un ingreso a Marruecos, lo que ocasionó otra serie de preguntas aún más incómodas: “que hice ahí, que amistades tenía en ese país” mi respuesta siempre fue la misma, me gusta viajar, conocer lugares nuevos y hacer fotos. Inmediatamente me pidieron que les entregue mi cámara fotográfica y es lo que hice. La revisaron comprobaron con otras personas si se trataba de una cámara profesional. Luego me pidieron que les muestre mi traje, ya que iba a una boda… obviamente les dije la verdad y les mostré la invitación (en hebreo). Finalmente, luego de 30 minutos de preguntas e investigación, me dejaron pasar.

Antes de embarcar, y ya en la fila para subir al avión, un señor en traje se me acerca y me dice “señor, acompáñeme un momento, es un control rutinario de su equipaje de mano” lo cual me sorprendió porque no me lo esperaba. Lo acompañé, entramos a un ascensor, bajamos al sótano y entramos en un espacio bastante feo del aeropuerto, donde algunas personas esperaban en una pequeña y acalorada salita mientras irrumpían en sus equipajes de manos sin dejar de revisar cada rincón. Lo mismo hicieron con la mía. Observé que pasaban ciertos paños especiales sobre todos mis objetos personales, incluyendo mis zapatos. Luego revisaban cada paño en una máquina especial, imagino que era para ver si estuve en contacto con drogas… aunque unos días después me quedé sorprendido con la respuesta de mi amigo en Tel-Aviv – “Ese control es para ver si estuviste en contacto con pólvora”  :-S

Primera vez que soy el último en subir al avión, la gente me miraba con diferentes caras de incomodidad mientras caminaba por el pasillo, como si yo hubiese retrasado el vuelo. Me senté y pensé “respira, relájate y deja que la buena energía vuelva a ti y disfruta de este viaje que será increíble.”

Unas horas más tarde, ya estaba en el aeropuerto de Tel-Aviv, emocionado y lleno de ganas por conocer y aprender de ese mundo totalmente desconocido. Desde la publicidad y la escritura en Hebreo, hasta el calor que se sentía en el aeropuerto, siendo casi la media noche. Debo agradecer que este amigo que conocí en Barcelona, me esperase y me lleve hasta la casa que mi amiga había alquilado para los invitados que llegaban de España. En la casa ya estaban 4 amigos, mi muy buena amiga Sonsoles de Barcelona, Vicky y su esposo Andrés con su linda bebé y la madre de Viky que conocí recién en el viaje.

La mañana siguiente no solo fue calurosa por la temperatura (felizmente teníamos aire acondicionado) sino que también el calor humano de todos los que estábamos ahí, las largas charlas sobre Noa, nuestra amiga en común que nos había reunido ahí para la gran boda, y las anécdotas que vivimos junto a ella en tantos años de amistad. Yo me encontraba feliz mientras preparaba la ropa «informal» para la boda que sería en un espacio al aire libre fuera de Tel-Aviv, asi que un bus especial nos llevaría a nosotros y a muchos de los invitados desde la estación de autobuses.

Al llegar a la boda, tenía muchas ganas de poder ver a mi amiga Noa y conocer finalmente al que sería su esposo unos minutos más tarde. La alegría de finalmente poder abrazarnos con mucha emoción, es indescriptible….

Continuará…

Deja un comentario